b-canon16-04Luego de pasar casi un mes en las montañas de Perú, entre la Cordillera Blanca y la Cordillera Negra, bajamos en busca de mar. Desde Huaraz (3.100 msnm) manejamos un total de 380 Km hacia la costa norte de Perú, hacia la cuidad de Trujillo. Pasamos por el famoso Cañón del Pato, conocido por sus numerosos túneles (46) a lo largo de profundos acantilados y altas montañas. Este Cañón está formado por el río Santa, el cual se forma al separar la Cordillera Blanca de la Cordillera Negra.

Una de mis fuertes motivaciones de visitar esta cuidad costera, es que en ella se encuentran ubicados 2 grandes sitios arqueológicos: Huacas del Sol y de la Luna y Chan Chan.

El primer día que llegamos a Trujillo fuimos a conocer Huacas del Sol y de la Luna, un lugar ubicado a 20 minutos de la cuidad. Este lugar es considerado como un santuario mochica constituido por un conjunto de monumentos situados en el distrito de Moche. Este sitio representó físicamente la capital de la Cultura Mochica desde el siglo I a. C. hasta el siglo IX.

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Pude conocer y observar 2 edificios piramidales muy grandes, la Huaca del Sol por un lado y por otro la Huaca de la Luna a los pies del cerro Blanco. La teoría al respecto dice que un edificio lo utilizaban con fines administrativos y políticos (Huaca del Sol) y el otro para fines religiosos y ceremoniales (Huaca de la Luna).

Caminando por esos pasadizos y esas escaleras tuve la sensación de identificar algunas semejanzas de la cultura Moche con la cultura Chavín e Incaica. Me doy cuenta que las antiguas civilizaciones del Perú comparten la importancia y el respeto hacia los animales brindandoles carácter divino.

La principal representación de Dios para los Moches, es el llamado Ai apaec o el Dios degollador. La leyenda cuenta lo siguiente:

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Durante la “era de los gentiles”, dos hermanos, habitantes del lugar, encontraron una pequeña serpiente de dos cabezas a la que adoptaron, llevándosela a vivir con ellos. Este animal no era una serpiente común, era un demonio que crecía día a día. Cuando la serpiente alcanzó el tamaño de un hombre, los habitantes del pueblo obligaron a los hermanos a deshacerse de ella, pues ponía en peligro no sólo la vida de los animales que criaban, sino la de los mismos vecinos. Muy a su pesar, los hermanos condujeron a la serpiente hasta el mar donde, con engaños, la abandonaron. La serpiente, al darse cuenta de que había sido abandonada, inició el viaje de regreso a la casa de los hermanos.

En su camino, el ofidio de dos cabezas fue comiéndose todo lo que encontraba a su paso, incluidos hombres y animales grandes, como las llamas, ganando cada vez más y más tamaño. Uno de los vecinos del pueblo, la vio venir a lo lejos y dio la alarma en el pueblo. Todos sus habitantes emprendieron una huida que los llevó hasta las faldas del cerro que ahora se conoce como cerro Blanco.

En el momento en que la serpiente estaba lista para devorarlos, el cerro Blanco se abrió y por él entraron todos los pobladores de la aldea, cerrándose a su paso. Cuando el peligro pasó, los hombres salieron desde las entrañas de la montaña tras lo cual esta se cerró. La línea negra que atraviesa el cerro Blanco sería la cicatriz que quedó tras esta experiencia sobrenatural. Viendo que este cerro era mágico y que el dios de la montaña les había ayudado a ocultarse de la serpiente, los hombres construyeron en su honor el templo que ahora conocemos como la Huaca de la Luna».

Lo triste de esta cultura, es que a la llegada de los Españoles a Trujillo, la huaca fue parcialmente destruida, ya que desviaron el cauce del río, dañando una parte importante del lugar. Actualmente no se han hecho muchos trabajos arqueológicos, a diferencia de la Huaca de la Luna, por falta de presupuesto.

La huaca de la Luna es una construcción que se destaca por tener templos que fueron construidos en diferentes períodos. En un altar ceremonial del último templo construido fueron descubiertos los restos de 40 guerreros sacrificados. Par ellos era simbolo de honor poder ser sacrificado. Cuentan los expertos los Moches le daban inmensa importancia al cactus San Pedro (al igual que la cultura Chavín, Inca, entre otras), gracias a las experiencias psicodélicas que les otorgaba este enteógeno, podían acceder a niveles de consciencia más elevados y a conectarse con sus Dioses y ancestros.

De esta manera le otorgaban carácter sagrado y único a esta medicina.
Para los Moches esta images-3planta sagrada era el portal y la llave hacia dimensiones paralelas existentes, por lo que su utilización era netamente de carácter religioso – espiritual. Con su uso hacían sus ceremonias y los sacrificios de los guerreros elegidos. A ellos les daban de beber la medicina antes de ser sacrificados, para reducirles el dolor físico y purificar sus almas. En trance, los guerreros caminaban hacia la roca sagrada, donde los esperaba el Sacerdote. Con un cuchillo en forma de Tumi, les cortaban el cuello y guardaban la sangre para ofrecérsela a su Dios Ai apaec (el Dios de las montañas).

IMG_5864En la fachada se puede observar que una serie de personajes como la deidad de las montañas con cinturones que terminan en cabeza de cóndor, zorros con cabezas trofeos, pescadores, una serpiente, enormes cangrejos con cuchillos ceremoniales, personajes agarrados de las manos o los sacerdotes de los rituales.

OLYMPUS DIGITAL CAMERAExiste un patio de 10.000 mts cuadrados desde donde la población podía ver la preparación para el sacrificio de los guerreros, sin embargo el sacrificio propiamente tal sólo podía ser observado por las altas autoridades.

La visita a este lugar me recordó una vez más la enorme conexión que existía en las culturas antiguas tanto con las Deidades como con los animales. El respeto y el valor que a ellos les otorgan a la sabiduria de las plantas, se podía ver reflejado en sus construcciones, templos y sitios tan imponentes y extraordinarios como este.