Vuelta A Perú: La Mejor Decisión

Luego de llegar a la mitad del mundo en Quito, prácticamente teníamos dos opciones: seguir al norte hacia Colombia o volver a Perú.  Decidimos que volver a Perú sería lo mejor. En Colombia comenzaba la temporada de lluvia y en Perú el verano.

Cruzamos la frontera por un paso diferente. Desde un pequeño pueblo Ecuatoriano llamado Macará hacia Las Lomas en Perú. El clima tropical nos acompañó todo el recorrido, lo mejor es que pudimos disfrutar de un tranquilo viaje y hermosas cascadas y esquicitos pozones azulinos al lado del camino.

Desde el pueblo Las Lomas quisimos adentrarnos una vez mas en medio de las montañas. Decidimos dirigirnos hacia Huancabamba, el pueblo de los brujos, curanderos y chamanes. Famoso lugar ubicado en plena Cordillera de Guamaní, es un pueblito rodeado de montañas y lagunas sagradas, donde la gente cuenta que es posible encontrar antiguos y poderosos curanderos y chamanes. Y que el agua de esas lagunas sagradas es agua curativa y sanadora.

Un nuevo destino que llamó nuestra atención y que nos atrapó.  Nos econtramos con largos ríos que cruzar, caminos llenos de barro muy pegajoso y muchísimos animales en medio de la ruta. Desde chivos, chanchos, perros, burritos, ovejas, gallinas, pero lo más hermoso fue fue poder jugar y acariciar a un potrillo recién nacido.

Buscamos a su madre pero no la pudimos encontrar. Nos preocupamos, pero en eso, pasó un local y le preguntamos que podíamos hacer, y nos respondió: “No se preocupen, la madre lo ubica con el olfato aun que esté lejos. Nosotros no nos preocupamos cuando sale con su mamá porque siempre vuelven juntos”.  Así que subimos a las motos y seguimos nuestra ruta mas tranquilos.

Todo salió bien en el viaje y así llegamos a Huancabamba. Pero tengo que admitir que ayer fue el día en que más boté mi moto. No fui la única, Paul también se resbaló al atravesar el resbaladizo lodo, y también al cruzar uno de los últimos ríos.

Todo me hace recordar las sabias palabras de una chamanita amiga de Perú, Vilma, que nos dijo bien claro: “Disfruten de todo”.  Así que puedo decir que disfruté de cada caída, de cada río, sobretodo de cada camino lleno de barro pegajoso.