Marcos

Es un amigo que nació en Argentina y que vive hace más de 10 años en la Isla del Sol – Bolivia. Lo conocí ahí sorpresivamente mientras caminábamos lejos en busca de un lugar para alojar. Marco nos guió hacia una pequeña cabaña solitaria justo a orillas de una mágica playa llamada «la sirena». Gracias a él pudimos disfrutar de una cómoda y tranquila estadía en la Isla. Además de hacernos amigos, me contó increíbles historias y leyendas que me dejaron fascinada con el lugar. Le agradezco sinceramente el hecho de compartir su conocimiento con nosotros y de poder sembrar en mi la humilde curiosidad de querer conocer aún más la cultura Inca y estas asombrosas tierras llenas de historias y vida.

Marco decidió vivir en la Isla ya que de a poco se fue haciendo parte de ella, ayudando a la gente y trabajando en cuidar la tierra. Eso le fue permitiendo desarrollar el sentido de pertenencia hasta lograr ser aceptado por una de las familias habitantes del lugar. Ahora él es miembro de la comunidad y responsable de su familia. De esta forma me doy cuenta que muchas veces nuestra familia sanguínea no es la única a la cual reconocemos como familia, si no mas bien que hay relaciones y vínculos que trascienden la sangre y que terminan formando parte de nuestra GRAN familia terrestre.

Con mucho agradecimiento, espero que mi amigo Marcos siga siendo feliz en lo que elija, trabajando su artesanía en grabados, y trabajando la tierra. Tiene mucho que enseñarnos y mucha pasión en hacerlo. Gracias amigo, hasta pronto.